En ti confío Señor.











Padre eterno, dador de amor y bondad, de paz y fortaleza. Santo Dios fiel y verdadero, mira a mi hermano y a mi hermana que desde el fondo de su corazón gritan en desesperación por una respuesta. TU ERES EL DIOS DE LOS MILAGROS, el que abre camino en medio de la mar y que  levanta al pobre y al necesitado.




 Te pedimos que tu maravillosa luz llene la vida de aquel que te necesita, de aquel que en este momento está clamando por una respuesta. Señor, da libertad, sanidad: quebranta el poder del enemigo. Saca a mis hermanos de toda confusión, abre los ojos de los hijos para que se vuelvan a sus padres. Sea desecha toda división familiar. Sana a niños que estén sufriendo en los hospitales. Sana a aquellas personas que sufren de una aflicción, que atenta contra sus vidas. Ponemos todas estas peticiones ante ti Padre, en El Santo Nombre de tu Hijo, Jesús.






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