Hija eres mi orgullo.

Querida hija, hoy me dirijo a ti con un mensaje muy importante, que escribo desde el corazón, esperando que te ayude a ser esa persona plena y segura, pero sobre todo: feliz. Hay tantas cosas que quisiera decirte, pero intentaré que no se me olviden las más esenciales.









Como madre, sé que tengo en mis manos una de las más grandes responsabilidades que existen en el mundo: tu vida, tu salud, tu educación emocional y tu bienestar en general. Los primeros años seré tu guía y maestra, para que después de un tiempo, tú sola comiences a extender tus alas y empieces a formar tu propio destino. Pero mientras tanto, hay algunas cosas que debo decirte.




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En primer lugar, ámate y cuídate a ti misma siempre. Eres lo más valioso que tienes y lo más importante, nunca olvides eso. Tu felicidad está únicamente en tus manos, no permitas que nadie te la robe ni la regales a cualquiera.

Quiero que desde ahora entiendas una cosa: eres hermosa tal y como eres. Sé que yo solía ser muy dura conmigo misma, y tú me has ayudado y enseñado a amarme y quererme como soy. Haré lo posible para que recuerdes cada día lo bella y noble que eres por dentro y por fuera.







Siempre te digo que eres fuerte y valiente, y me encanta escucharte cuando lo repites y que eso te motive a seguir adelante y enfrentarte a la vida venciendo tus miedos. Espero que esto lo mantengas siempre presente y nunca temas alzar la voz ni defenderte a ti misma. Aunque no promuevo la violencia, quiero que sepas cómo actuar en caso de que alguien intente hacerte daño.

Y hablando sobre eso, ten algo presente: nadie puede ni debe obligarte a que hagas algo sin tu consentimiento. Tu cuerpo, tu salud, tu sonrisa, tu cariño, tu vida es tuya y solo tuya. Si no te sientes cómoda con alguna situación, aléjate y cuéntame. Siempre estaré para ti, incluso cuando ya no vivamos bajo el mismo techo.







Sigue tus sueños y nunca dejes de luchar por cumplir tus metas. Las aspiraciones que tenemos en la vida son el motor para seguir esforzándonos cada día y continuar trabajando para ser mejores mujeres y seres humanos. Lo sé, nunca me canso de decirte que eres inteligente, porque quiero que nunca lo dudes. Que nadie te diga que no eres capaz de hacer las cosas.

Trabaja, esfuérzate y lucha hasta conseguirlo. Y no le temas al fracaso o a fallar, pues de todo podemos aprender grandes lecciones. Habrá momentos o situaciones que no resulten como nosotros lo deseemos, pero eso también es un regalo. A veces las mejores cosas vienen disfrazadas o después de una gran decepción y no nos damos cuenta a primera vista. No desesperes ni te desanimes.

Por último, disfruta cada día de tu vida, incluso aquellos que no son tan buenos. Ahora no parecerá así, pero los años vuelan y cada etapa que vivimos es única. Baila, canta, sonríe, disfruta, juega, explora, aprende. Quédate con todo lo bonito y enriquecedor que la vida tiene para ofrecerte, no tengas prisa por crecer y vive el momento.

Fuente:Bebesymas





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