Envejecer a su lado y al final decir: "el amor sí existe y el nuestro... ¡Es prueba de ello!".

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¡Qué bonito!

Qué bonito cuando llega alguien
y embonan perfecto.
Dos piezas de rompecabezas,
extraviadas, encontrandose
y encajando, así, a la perfección;
como si hubiesen sido (sin duda),
desde un inicio...
hechos el uno para el otro.

Qué bonito cuando te enamoras
de su mundo, cuando se aceptan así,
tal cual, sin necesidad de cambiar,
agregar o quitar...






Qué bonito cuando terminan
eligiendose el uno al otro.
Cuando no hay ojos para nadie más y,
sin pensarlo dos veces,
prefieren abrazar tu caos
y penetrar tu alma.

Qué bonito cuando se ama tanto que,
la distancia no es problema,
cuando hasta el silencio es cómodo,
cuando sus besos son la dosis perfecta
y los abrazos son más cálidos.

Qué bonito cuando ese alguien,
sin necesidad de esfuerzo,
hace que olvides el pasado que
hace mucho, no dejaba de doler.

Qué bonito cuando llegan
a curar tus heridas
sin necesidad de pedirlo.
Cuando aman tus cicatrices diciendo que,
aunque no lo creas,
con ellas luces mucho mejor.
Que tu sonrisa,
uffff... esa, ni se diga,
sonríes y pareciera que
nunca hubo rastro de tinieblas.






Qué bonito cuando,
lejos de 'fo llar',
el amor nos termina haciendo
y, nuestros corazones,
a más de 120 pulsaciones por minuto,
como resultado de la entrega...
en efecto, terminan por embonar.

Qué bonito cuando deseas estar
todos los días de tu vida
con esa persona que hace de tu mundo...
¡uno perfecto!

Envejecer a su lado y al final decir:
"el amor sí existe y, el nuestro...
¡Es prueba de ello!".

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