CARTA DE UNA MUJER A SU MARIDO


Desde novios, no había vuelto a escribirte nunca una carta. Y hoy, me he levantado de la cama mientras tú dormías, para que cuando amanezca y entres en la cocina puedas encontrarte con las palabras que deseo que escuches.

Eres y serás siempre el amor de mi vida. Eres y serás siempre mi mejor compañía.
Y eres todo eso, aunque ya no te pegues a mi, cuando bailamos, de la forma que antes lo hacías. Eres todo eso, aunque ahora busques mi mejilla, en lugar de mis labios, para recibirme o despedirte con tus besos. Eres todo eso, a pesar de que ya no me escribas poesías, ni me sueltes las manos para correr hasta recoger una flor y entregármela de rodillas.

Se que vienes cansado, que el trabajo está bastante mal, que tus exigencias son máximas, que a penas tienes tiempo para ti y por eso, quiero que sepas, que en la soledad de la casa, mientras cocino, hago las camas, limpio, plancho… en cada momento, a cada instante, pienso en ti, porque te quiero muchísimo.

Deje mis sueños para ayudarte a conquistar los tuyos y no me arrepentiré nunca de aquella decisión. Desde que te conocí, mejor dicho desde el momento que me miraste, mi alma se lleno de ti. Me pareciste el chico más guapo y simpático del mundo. Por su amor, me dije, estoy dispuesta a todo. Y creo haberlo hecho.

Recuerdo una de tus cartas, en todas siempre me decías cosas lindas, pero hay una que casi la recuerdo de memoria y en ella…. Jamás dejare que tus ojos derramen una lágrima, nunca permitiré que te falte nada, mi despertar será besándote y mi caminar siempre de tu mano….

Sabes porque me enamoré de ti?.. Eras tan sensible, tan loco. Me encantaba cuando sentados en el parque, comiendo pipas, no dejabas de hablar y hablar, de decirme lo maravillosa que sería nuestra vida juntos. Me hizo gracia un día, que locura, cuando te subiste a un árbol y gritaste….. Miren todos, miren bien, vean a esa preciosa mujer y sepan todos que es el ángel de mi corazón. Que loco estabas, pero me encantaba tu locura.

Recuerdas aquella vez, al salir del cine, una pareja se regañaban mutuamente muy enfadados, apretaste mi mano con la tuya y me dijiste, si algún día yo te lo hiciera me moriría. Que loco y con que dulzura me hablaste.

Bueno, dirás que soy una tonta, tanto tiempo sin escribir y ahora voy y me espabilo.
Yo te querré siempre, ahora y como antes. Tan solo quería recordarte que aún te miro subido en el árbol, aunque no hayas vuelto a hacerlo.
Que tengas un feliz día.

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