Nuestras manías son costumbres o hábitos, y las costumbres o hábitos de los demás, son manías. Todos encontramos nuestras manías claramente aceptables y consideramos las de los demás inaceptables y muy incómodas.
Un número controlado de manías no hace daño a nadie. Un número controlado y mantenido a raya. Puedes tener manías pero las manías no pueden tenerte a ti porque entonces incapacitan, aplastan y paralizan. Cuando las manías dominan tu vida, es muy fácil que intenten controlar la vida de aquellos que te rodean y eso puede generar mucha tensión y normalmente el que acabarás perdiendo serás tú.
1. Manías con la ropa
En algún momento absurdo de tu vida, normalmente asociado a la adolescencia, pero puede ser antes, decides que determinadas prendas de ropa no te las puedes poner. En las chicas, esta decisión suele ir asociada a alguna absurdez como: las camisetas de tirantes no me van porque tengo los brazos gordos, las faldas de talle alto me sacan tripa, los lunares me hacen parecer una vaca o no puedo lleva sandalias porque tengo los meñiques de los pies no se cómo. En los tíos las manías de ropa van más asociadas a “no quiero parecer un señor”, así que se desechan camisas y chaquetas, o “vivo como si no hubiera estaciones” y se desechan jerseys, cazadoras y demás prendas de abrigo. El tema de las manías con los zapatos es aparte.
Ellas deciden que necesitan un par para cada conjunto y ellos que un solo par de zapatillas es suficiente para cualquier ocasión…
2. Manías de contar
Estas son fascinantes. Así como las de la ropa podían tener algún tipo de justificación, sin fundamento pero justificación, las de contar son pura absurdez. Gente que sube escaleras y tiene que contarlas porque sino colapsa o le parece que le saldrá mal lo que sea que tenga que hacer al llegar arriba. Gente que tiene que tener un número par de bolígrafos en el bote de su mesa de trabajo. Otros que cuentan las albóndigas mientras las amasan, otra vez mientras las fríen, otra vez mientras las cuecen y las van contando mientras las sirven en los platos. De contar son también las manías asociadas a los números: 3 camisetas por montón en el cajón, 8 lápices en el bote, 2 paquetes de pañuelos en el bolso…y así hasta el infinito. Estas manías son difíciles de erradicar porque el maniático contador considera que su manía “no hace daño a nadie”, obviamente porque no se ha visto así mismo contando albóndigas mientras mueve los labios como susurrando…algo muy perturbador.
3. Manías comprobadoras
Estas son claramente incompatibles con la armonía familiar, laboral o parejil. Un individuo adulto hace algo sencillo y que aparentemente no tiene mucha complicación como salir de casa cerrando las puertas. El maniático comprobador no se fía, así que antes de salir de casa tiene que ir a comprobar que el otro ha hecho todo correctamente. Esto se aplica también a mirar si los fuegos de la cocina están apagados, si la nevera está cerrada o si el grifo de la ducha está bien cerrado.
En el curro el maniático comprobador es una auténtica pesadilla porque considera completamente necesario comprobar varias veces absolutamente todo lo que hacen sus compañeros de trabajo, incluso las cosas más absurdas y peregrinas como si el teléfono está bien colgado, la ventana bien cerrada o el abrigo bien colgado en el perchero.
4. Manías posicionales
Entras en un restaurante, en el comedor del curro, en el bus, en el tren con un maniático posicional y de repente le ves interrumpir la conversación, quedarse parado, extender las orejas (sí, si… que yo lo he visto), abrir mucho los ojos y empezar a sudar. ¡Su sitio está cogido! O peor ¡No hay ningún sitio libre mirando a la puerta/en la ventana/en el pasillo/en las sillas rojas/blancas o lo que sea! Cuando estás a punto de reírte por la bobada, te mira y se te congela la sonrisa en la cara porque ves que sería capaz de sufrir una crisis de llanto o/y asesinarte con dolor.
5. Manías higiénicas /escrupulosas
Todos somos muy limpios o más o menos limpios y a nadie le gusta la suciedad pero los maniáticos higiénicos son otra cosa. Son esa gente que cuando vas a comer a su casa y coges el pan, empiezan a hiperventilar porque han visto como una microscópica miga de pan ha caído al suelo. Es esa gente que según sale de la ducha, friega la ducha (esto me resulta incomprensible) o esa gente que va a una terraza de verano o a un chiringo de playa y comprueba media docena de sillas de plástico plegable antes de elegir una para sentarse, no sin antes limpiarla con unos dos millones de servilletas de papel. Los maniáticos higiénicos más espectaculares son aquellos que cuando entran en una habitación de hotel, friegan el baño antes de usarlo.
6. Maniáticos del orden
Y no me refiero a las madres. Me refiero a esos maniáticos que tienen las cosas ordenadas por criterios comprensibles pero llevados al extremo: la ropa por colores en el armario, las revistas por temáticas en la mesa de centro, las latas en la despensa por orden alfabético, los calcetines por deportes en el cajón, el sofá alineado en una perpendicular perfecta con la alfombra y con la mesa de centro… Cualquier podría pensar que esto es una manera como otra cualquiera de tener las cosas organizadas y sí, pero el problema es cuando algo se mueve de su sitio y se organiza una crisis brutal porque hay una lata de atún entre las de almejas machas o hay una revista de coches mezclada con la de pesca. ¡No pasa nada!!!
7. Manías a la hora de dormir
El momento de ir a dormir concentra una cantidad de manías increíbles. Hay gente que parece normal, a salvo de manías durante todo el día y cuando llega el momento de irse a la cama se convierte en un saquito de manías. A saber: gente que solo puede dormir con las ventanas abiertas de par en par, o con la persiana cerrada hasta abajo sin un rastro de luz, gente que tiene que para dormir se tiene que quitar el reloj, los pendientes y si pudiera el pelo, gente que solo puede dormir de lado en una determinada posición, gente que tiene que tener la cama alineada con no se qué, gente que una vez acostada siente la necesidad imperiosa de levantarse dar 4 saltos y volverse a acostar. Gente que necesita una habitación insonorizada y gente que necesita la radio o incluso una cinta sonando en vacio, gente que necesita antifaz aunque duerma en un zulo, gente que tiene que dormir con la puerta de la habitación abierta y la luz del pasillo encendida… un millón de manías a cual más absurda.
8. Manías alimentarias
No me refiero aquí al que no come carne, pescado o lo que sea. Las manías alimentarias son del tipo no comer nada verde, comer el jamón de york solo en triángulos, no comer salchichón más que si se lo han cortado delante, tener que salir corriendo al chino a buscar tomate Orlando porque en casa hay Apis y eso sería un sacrilegio, comer el plátano solo en rodajas pero no a bocados…y todo tipo de pejiguerías de este estilo.
Yo confieso que tengo una de éstas, intento no comer pollo si parece pájaro, pero me flipa en filetes. Si, una manía completamente absurda.
9. Manías asociadas a la superstición
Éstas son de amplio espectro y pueden ser conocidas de todos como: no pasar por debajo de una escalera, no cruzarse con un gato negro, no romper espejos para no tener 7 años de mala suerte y todo eso.
Pero las hay también de propia cosecha. Gente que todas las noches mete la mano en el bolso y toca las llaves del coche porque cree firmemente que si no lo hace le robarán el coche, gente que todas las noches mira las tarjetas de crédito en la cartera porque cree que si no lo hace le pasará algo malo al día siguiente… y así hasta el infinito.
10. Manías asociadas a la suerte
En algún pasado remoto algo que hiciste o que te pusiste o que dijiste coincidió con un buen resultado o momento, así que ahora se repite el ritual compulsivamente. Esto es muy común con la ropa: la camiseta de la suerte, los calzoncillos de la suerte, las braguitas de la suerte, el collar de ligar… etc, etc.
Tambien las hay con rituales: si voy por esta acera a mi curro tendré un buen día, si cojo el 14 y no el 20 seguro que mi jefe no me echa la bulla, si estudio con esta camiseta aprobaré el examen y así hasta el infinito.
11. Manías asociadas al miedo
Éstas se adquieren de serie o por contemplación de películas de miedo. Los que las tienen de serie son gente genéticamente miedica y muy impresionable. Los que las adquieren posteriormente lo suelen hacer tras una sobredosis de películas de miedo que les hacen confundir la ficción con la realidad.
La manía más asociada al miedo y una de las más comunes es… ¡tachán!! No poder dormir con las puertas de los armarios abiertas. Otros van más allá y necesitan comprobar que no hay nada debajo de la cama, comprueban 7 veces que han cerrado con llave y duermen con un cuchillo debajo de la almohada.
12. Manías deportivas
Estas son buenísimas y normalmente bastante asquerosas. La gente que practica deportes normalmente se vuelven un poquito compulsivos y adictos. Si además compiten entonces la combinación de: compulsión, adicción y competitividad es un terreno fácil para que proliferen las manías. Hay que jugar al fútbol con esos calcetines aunque estén sudados y apesten, hay que usar esa camiseta de manga corta para la carrera aunque sea a 10 grados bajo cero, hay que empezar la carrera con el pie izquierdo, el pedal derecho o el giro a la derecha. En el mp3 tiene que sonar la canción tal en el momento en que arranque y así hasta el infinito y más allá. Hay que llevar la ropa del revés y un millón de cosas así de absurdas.
Las manías deportivas son además muy peligrosas porque los que las tienen suelen tomarse el deporte muy muy a pecho y no les hace gracia que les digas que les hayas tirado su camiseta de construcciones Pelaez porque estaba mugrienta o que los calcetines de ganar partidos están tendidos empapados aireándose.
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Nunca me imagine que fuera mania la mia, pero despues de leer este block, entonces acepto que tengo una mania al dormir que es tener la television encendida y el run run del sonido me mantiene dormida o tambien puede ser el ventilador aunque haga frio, yo lo enciendo y me tapo de pies a cabeza pero lo necesito para dormir.
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